A principios del último otoño empecé Serendipia, una aventura con la que soñaba desde que se publicó Autopsia de una langosta, en noviembre del 2009. Quizás para disimular la decepción de que mi fetichismo por los libros apenas disfrutara con esa ironía impúdica en que convertí algunas de mis miserias.
El germen de Serendipia nació en diciembre de 2009 cuando, aburrida en mi obstinada convalecencia post_infección de riñón, encontré una convocatoria de Plataforma_0 a un taller sobre narrativas espaciales. Me inscribí. Durante el 2010 me entretuve presentando el libro y haciendo talleres en los que exploraba formas del lenguaje a partir de un cóctel entre la figura del cyborg, la ciencia ficción feminista y la comprensión del lenguaje como tecnología de código abierto. Por ese camino llegué a obsesionarme con crear una narrativa rizomática interactiva en los agujeros de la ciencia ficción, en un lugar de encuentro entre ficción y realidad, historia y novela, pasado y presente. Al principio me imaginé un relato online colectivo estilo doctor Frankenstein: poesía, cómic, viñetas, micro-relatos, diálogos, batallitas posporno, música... Me perdí en las dificultades ante lo que acabé viendo como un intento de locura colectiva y, sobre todo, naufragué en los vaivenes de la vida y la muerte.
A principios del verano fui al Medialab Prado a desarrollar una intervención en el espacio público que proponía interpelaciones sonoras a paseantes escogidos al azar. Era un prototipo experimental, en donde gracias a Jaime del Val, coordinador del proyecto Desvisualizar, pude explayarme sin condiciones. Casualmente, Shu Lea Cheang estaba desarrollando el primer nivel del UKI game - infect a city. Gracias a la colaboración de Shu Lea y Jaime realicé el corto Baby Alien, un desvarío audiovisual sobre madres cachondas. Así fue como entré en las posibilidades del sonido, en el poder de la palabra sonora, en la provocación de la imagen disociada del sonido. Luego vino el Summer_Lab y estuve una semana haciendo cacharros susceptibles de hacer ruido con los masones del MP19. Así fue como entré en el universo del ruido, o mejor, en el ruido que es el universo. Durante el SummerLab me enteré de la convocatoria de LABoral a una residencia para desarrollar un proyecto de narrativa sonora geolocalizada. Pensé que no tenía ninguna posibilidad: utilizaba el arte pero no era artista, escribía pero no me consideraba escritora y lo que sabía del sonido en el espacio público lo había aprendido en las raves... Pero me dio igual...
Así es como desde principios de otoño trabajo en Serendipia, el proyecto que finalmente LABoral aprobó en la convocatoria. Aprendí muchísimo; encarné la frase de Don Ihde que dice que "desde el momento en que usas una tecnología, la tecnología te utiliza a ti". Pero sobre todo gocé: del placer de crear; de la para mí increíble situación de poder trabajar plena y únicamente en un sólo proyecto; de contar con el cuidado y el cariño del curador Pedro Soler; de compartir y descubrir mundos con Ale del pueblodechina; del dulce y revelador caos de Paula Pin; del calor, la alegría y el arte de Ceci y Yan y del dúo Mutanger, deliciosa familia quimérica; de la visita de Marina y Lucía; de la compañía y las performances de mi vecino Jordi Vall-lamora; de la valiente utopía realizada de la gente de Escanda; de la calidez de las gentes asturianas... Sin su amor y su humor el germen habría acabado siendo patógeno.
Gracias especiales a Quique Tomás de Escoitar que soportó mis agobios vía skype y me apoyó tecnológica y humorísticamente, a Pepa Ortuño y el alumnado del Taller de Radio de la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias y a el personal de LABoral. Sin su colaboración y confianza el germen habría muerto antes de nacer.
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Serendipia utiliza la plataforma notours para teléfonos Android desarrollada por el colectivo Escoitar de Galicia, y está dedicada a todas las personas que murieron en defensa de la libertad.
Serendipia es una narrativa sonora geolocalizada en el cementerio civil de Ceares. Se trata de un relato fragmentado y grabado en pistas sonoras localizadas en El Sucu que propone la resolución de un crimen acontecido en Gijón a finales del siglo XIX.
La deriva sonora tiene como eje narrativo la voz de Margarita Simona, historiadora especializada en feminismo que realiza una tesis sobre la figura de Rosario de Acuña. Durante su investigación, descubre un crimen sin resolver acontecido en Gijón en 1895. Se trata de Edgardo del Pozo, pintor simbolista protegido por el conde de Goncourt, con quien se dice mantiene una relación amorosa. El cadáver de del Pozo es encontrado en su mansión de Gijón por su prometida, Gemma Oldman, anarquista catalana defensora de los derechos de la mujer. A través de noticias de radio y periódicos, citas, poesías, fragmentos de entrevistas, documentos de la época y el relato de Margarita, las personas paseantes experimentan una deriva sonora que propone la articulación entre pasado y presente, presencia y ausencia, realidad y ficción.
La presentación oficial de Serendipia será el 30 de marzo, dentro de la celebración del quinto aniversario de LABoral. De momento, el proyecto se puede visitar virtualmente en