miércoles, 28 de octubre de 2009

Janet Frame

Fragmentos de Un Ángel en mi Mesa, autobiografía de Janet Frame, autora neozelandesa que estuvo confinada en un psiquiátrico diagnostica como "esquizofrénica" durante ocho años:


    "Un día, leyendo un caso de esquizofrenia,me enteré de que una mujer tenía miedo de ir al dentista (lo mismo que yo, aunque también me lo impedía la falta de dinero) y, al ser analizada al modo de Freud, se descubrió que el miedo al dentista era frecuente entre los esquizofrénicos, ya que era interpretado como remordimiento por la masturbación que, según decía, ¡era una de las causas y síntoma permanente de la esquizofrenia!"  

   "- Es muy considerada -dijo Mrs. T.-. Soy muy afortunada de tener a una estudiante tan callada. ¡Si parece que no hay nadie en casa!
(Un encanto, ni la menor molestia.)
Al terminar la tercera semana, cuando ante mí volvía a abrirse la perspectiva de la escuela, no me quedó más remedio que comprender que mi única salida era el suicidio. Había tejido con tanto esmero y con una textura tan prieta mi capa visible de "ninguna molestia, una estudiante callada, siempre con la sonrisa pronta (escondiendo los dientes cariados), siempre contenta", que ni yo misma podía rasgar la tela del engaño. Me sentía completamente aislada. NO tenía en quién confiar, a quién pedir consejo; ni tenía dónde ir. ¿Qué podía haber en todo el mundo que yo pudiera hacer para ganarme la vida y seguir siendo yo misma, la que yo sabía que era? Yo sabía que las máscaras de quita y pon tienen su lugar, todos las llevaban, hacían furor entre los humanos; pero aquellas máscaras colocadas con cemento acababan impidiéndote respirar, asfixiándote."

     "Aquel último año de la escuela me deparó dos grandes goces: el descubrimiento de las artes plásticas (...) y la actuación del coro de la escuela, en el que cantamos todos, incluso los que no tenían voz musical. (...) Recuerdo haber ensayado y ensayado y, finalmente, cantado con lágrimas en los ojos por la solemnidad del momento, rodeada de voces que cantaban, con la sensación de hallarme en un escalón superior de la mente y el corazón, desubriendo un goce que no quería que terminara nunca (...)
Recuerdo aquella felicidad y reconozcon en ella una de las recompensas de la alianza con cualquier gran obra de arte, como si de pronto, a la gente corriente se le permitiera contemplar las cosas desde el punto de vista de los ángeles."


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