domingo, 26 de octubre de 2008

Un amor de verdad

taller de pantojismo, la floresta
Las ex-dones hacen talleres de Pantojismo, que no tienen nada que ver con cantar como la Pantoja, sino más bien con parodiarla: llorar por la media naranja en medio de bolsas de basura llenas de euros despistados de Hacienda; implorar por un amor perdido en medio de un huracán negro, rubio o pelirrojo que no es el nuestro; chantajear y humillar con un glamour esperpéntico e indiscutible...
Algunas tardes nos regalaron con su arte haciéndonos sudar verguenzas en el patio de casa en uno de esos domingos familiares... ¿quién no tiene miserias amorosas y laberintos emocionales bochornosos? ¿quién no va a la deriva cuando pierde el timonel de brazos musculosos que tan bien hacian su preciada faena? ¿quién no ha cantado: “Cordeles de esclava yo me ceñiría por tu libertad”? ¿quién no ha pensado: "esclava por ti, mi amor, qué no haría yo por retenerte a mi lado... como sea... sin escatimar esfuerzos...dejándolo TODO por ti... todo, hasta mi vida, porque tú me quieras... y sobre todo, porque nunca, nunca, nunca, te olvides de mí, y de lo que yo te quiero".
Palabras de amor, pero no sencillas y tiernas, sino duras, desgarradas, con sabor a pena amortajada... y todo por amor. Y esta sensación de sentirse deseada, necesitada, indispensable. Porque, sobre todo, yo sin ti no soy nada, y tú, sin mí, cómo te atreves????? Acaso hay alguien mejor que yo? Quién te querrá como yo te quiero? Nadie, nadie, nadie, nunca jamás, ni siquiera tu madre (sobre todo, ni tu madre).
Y, ¿qué pasa con la autonomía, con el ser sin objeto propio de la (post)modernidad? ¿Por qué el saber de la “media naranja” se impone sobre cualquier ideal globalizado, móvil, ecléctico, fluido, contingente? ¿Por qué, ya avanzado el siglo XXI, el Príncipe azul sigue triunfando sobre las sirenas tecnológicas? ¿Por qué dos robotas amándose sólo nos seducen desde un vídeo de Björk? ¿Por qué los dragones sólo siguen siendo rescatados en los cuentos infantiles, o en las novelas de la Le Guin? Ese amor que necesita sangrar para ser, imbuido de culpas, reproches, rencores, tristes mercancías del absurdo, nos parece la única forma posible de relacionarnos con nuestro “otro yo”... Quizás no nos hemos parado a pensar que no hay otro yo, porque no somos tan importantes, porque las infinitas líneas del azar nos pueden conducir por caminos inimaginables, porque el mundo está lleno de azares, yoes y otros yoes.

No hay comentarios: